El método paranoico-crítico de Dalí. Para (empezar a) entender nuestra delirante realidad.


Los mejores compañeros de la iluminación son lo absurdo y lo anodino.
Salvador Dalí  

Encuentro este artículo francamente absurdo y delirante.
Jan C. Coll 

El método paranoico-crítico, ingeniado por Salvador Dalí, parte a la vez del delirio, la obsesión y la lógica. Y no es sólo que la coherencia de la ideación del paranoico resulte a menudo fascinante. Es que es una forma de intuición, tal vez de conocimiento (¿de origen prehistórico?), que juega con supuestos aparentemente absurdos para arrojar nuevas creaciones y, a veces, sorprendentemente, nuevas verdades. Relaciona cosas entre sí que en principio no tienen nada que ver, pero de repente, fruto de ir tejiendo y re-tejiendo esa relación, quizás sí.

La parte 'crítica' de este método es la misma capacidad crítica contenida en la paranoia. El paranoico o paranoide intenta de forma obsesiva asociar objetos o fenómenos aparentemente desconectados entre sí, y sin embargo esta asociación, no necesariamente vinculada a un contexto más amplio, y a pesar de su aparente irracionalidad, busca la objetividad y una sistematización y tiene, por tanto, un acusado sentido crítico.

Hablando de irracionalidad, recordemos que las ciencias neurológicas constatan actualmente lo que ocurre en las existencias y las mentes individuales de todos los seres humanos: nuestra vida cotidiana, compuesta en su mayoría por acciones siempre iguales, rutinarias, se organiza en base a decisiones tomadas en mayor grado por nuestro inconsciente, y no por nuestra supuesta propia voluntad.

¿Qué significa realmente cuando afirmamos: 'esta asociación paranoide es objetiva, sistemática y con sentido crítico'? (pues esto habrá erizado el vello a más de uno):

Pues que, así como el enfermo mental intenta organizar o justificar la realidad para encajarla en su construcción imaginativa, quien utiliza el método paranoico-crítico busca reconstruir la realidad, o una posible realidad (pues ni siquiera los más reputados hombres de Ciencia saben hoy lo que es eso), partiendo de su aparente alto grado de desorganización. Empleando en ello un buen grado de obsesión, la cual es esencialmente un intento de sistematización (y que se sepa la obsesión por sí sola no constituye enfermedad mental). Y finalmente, creando puro arte, o pura ciencia. Aportando algo que ayudará a entender la misma realidad, y hasta puede que la mejore.

Significa que, al no ser enfermos mentales (o al menos no reconocidos como tales), podemos tomar esa desorganización, esa confusión, ese absurdo de la supuesta realidad e intentar volver a relacionar los elementos de los que se compone; en palabras del propio Dalí: "sistematizar la confusión y aportar una contribución al descrédito total del mundo de la realidad". Significa, por supuesto también, y sumémosle ahí de nuevo nuestra obsesión, que todos somos potenciales paranoicos. La obsesión, igual que la curiosidad, es una cualidad muy humana. También el delirio en sus diversos grados, aunque de forma más puntual.

Es, pues, el método paranoico-crítico una forma de instrumentar la necesidad de sistematización o de estructuración de la realidad. Esto toma sentido, se hace extraña pero perfectamente posible y hasta útil, cuando uno comprende que el mundo humano en el que se incluye es, a su vez, trastornado y delirante. O que, como se dice a menudo, porque 'la realidad supera siempre a la ficción'. O que, como ha dicho alguien, la realidad misma es la mayor paranoia existente.

...

Considerar la realidad que nos envuelve, especialmente la de la sociedad humana, como trastornada y delirante plantea un problema o paradoja importante. Desde el momento en que comprendemos esto ¿podemos seguir considerándonos personas cuerdas? Pues, así como se dice del enfermo mental paranoico que organiza y utiliza la realidad para controlar su construcción imaginaria, si no estamos enfermos ¿podemos seguir manteniendo como referente una realidad considerada ahora como delirante?

¿Puede realmente el delirio llegar a ser controlable? ¿Sabemos en todo momento que estamos 'ejerciendo' voluntariamente una obsesión paranoide, podemos volver a re-contextualizarnos en la realidad cuando queramos? ¿Aun sabiendo que tal realidad es esencialmente trastornada?

Algun psiquiatra avezado señalaría aquí: claro, justo esta argumentación es la prueba de que usted es un enfermo mental paranoide. Usted ha convertido la realidad exterior en paranoide para así poder seguir justificando sus enfermas ideaciones interiores...

Pese a que hablamos de objetividad, de sentido crítico, de realidad y de estructuración, o precisamente por ello, ¿cuánto delirio somos capaces de soportar y de sobrellevar?, ¿cuánto absurdo, cuánta confusión, cuánto peligro en nuestra obsesión, cuánta locura a nuestro alrededor, cuánta a su vez buscada, sin que nosotros mismos nos volvamos locos, sin zambullirnos en la enfermedad mental, o en aquello que una convención de científicos ha delimitado como enfermedad mental?

...

¿Les parece todo esto una 'paja mental' considerable?

Naturalmente, lo es.

Salvador Dalí fue apartado del movimiento surrealista, liderado por André Breton, por soltar parrafadas como ésta, bueno, más inspiradas que ésta. Lo consideraron un 'showman', y en verdad lo era. Incluso como artista, técnicamente, no era ningún genio. Basta con observar una exposición sobre Velázquez, pintor al que admiraba, y posteriormente otra sobre Dalí, y deduciremos al instante que, al menos en cuanto a la técnica y la maestría de la pintura, no se le acercaba 'ni a la suela del zapato'.

¿Cuál es la trampa, cuál es el error fundamental de toda esta argumentación, el punto más allá del cual debería haberme callado y no seguir con todo el resto de la 'paja'? Y pienso que esto también podemos aplicarlo a esta parte del legado literario e intelectual de Dalí (muy interesante y enriquecedor en su mayoría, por otro lado).

Pues justo en el párrafo donde menciono:

"La parte 'crítica' de este método es la misma capacidad crítica contenida en la paranoia. El paranoico o paranoide intenta de forma obsesiva asociar objetos o fenómenos aparentemente desconectados entre sí, y sin embargo esta asociación, no necesariamente vinculada a un contexto más amplio, y a pesar de su aparente irracionalidad, busca la objetividad y una sistematización y tiene, por tanto, un acusado sentido crítico."

Lo cual es radicalmente falso, sobre todo si habíamos pensado que esto podía aplicarse a cualquier persona.

Dalí era un tipo culto, leído, con estudios, que además a lo largo de su vida siguió instruyéndose leyendo obras de literatura, de arte, de psicología y, sobre todo, de ciencia. Esto, por tanto, no es representativo de cualquier persona media (aunque hay personas sin apenas estudios que poseen un gran sentido científico y una gran capacidad para el análisis, la relativización, la comparación y la síntesis objetiva).

No. Usar la paranoia voluntaria y autocontroladamente implica, primero, conocerla científicamente y, segundo, tener igualmente establecidos ciertos parámetros psicológicos y estructuralistas de la realidad que va a ser 'moldeada' por la mente del paranoico-crítico. Es un método, pues, para ser usado por personas ilustradas, con un previo sentido crítico de la existencia, que probablemente han adquirido mediante el estudio. Esto no lo dijo Dalí. Aunque, por supuesto, tampoco los intelectuales están libres de la enfermedad mental.

¿Invalida el conjunto final de mi argumentación la validez y el interés del método paranoico-crítico esbozado por Dalí? En absoluto.

Tan sólo he intentado poner algunos puntos sobre algunas íes.

...

Seguiré hablando del método paranoico-crítico en próximos artículos, de su plena vigencia, y del renovado interés por cuanto puede ayudar a explicarnos la convulsa y delirante realidad social en la que nos está tocando vivir.

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